de Carlos Ares - dirección: Corina Fiorillo


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Clarín - 14-05-2009

TEATRO: ENTREVISTA A CARLOS ARES

El teatro como una adicción

El periodista debuta como autor teatral con "Big Bang (si todos mentimos, nadie miente), en el Konex.

LA OBRA ARES CUENTA QUE LA ESCRIBIO ESCUCHANDO MUSICA DE LOS REDONDITOS DE RICOTA. "FUE MUY INSPIRADORA PARA IMAGINAR LO QUE SEGUIA".
Sobre el arte de la simulación y sus alcances, en el teatro, pero también en la vida. Big Bang (Si todos mentimos, nadie miente), primera obra de Carlos Ares, que se estrenó en la Ciudad Cultural Konex, alude a la ficción que una pareja de actores entreteje en escena y a la representación que se pone en juego en lo que denominamos la realidad.

"Supongo que después de entrevistar a 60 actores para el programa Troesma, durante cuatro años, algo de todo lo que me contaron quedó rondando. Es un oficio de gente muy vulnerable. Los conozco y los veo sensibles, dependientes, necesitados siempre de reconocimiento", apunta Ares, quien fuera director de la revista

cultural La Maga y corresponsal porteño del diario El País de Madrid durante más de dos décadas. "Primero escribí el monólogo de la actriz, sobre la idea de miento, y qué¿ y de ahí surge el si todos mentimos, nadie miente. Después vino la historia. La escribí escuchando a Los Redondos: esa música y la poesía del Indio Solari, uno de los más grandes poetas argentinos, fue muy inspiradora para imaginar lo que seguía", dice.

La puesta de la obra es responsabilidad artística de Corina Fiorillo, que viene de dirigir la premiada Desdichado deleite de un destino y Raquel Albeniz y Alejo Mango son los actores. En escenas, sus personajes se reencuentran sobre un escenario despojado de una sala vacía, en lo que -parece- una convocatoria para la puntada inicial de un proyecto teatral.

Ares asegura que llevar adelante una obra, en el plano del teatro independiente porteño, tiene el carácter de un desafío. "Es un laburo muy artesanal. El placer está primero en escribir y luego en integrar un equipo que durante un tiempo suspende la realidad y se mete en ese mundito de ensayos, puesta, voces, luces, música, escenografía, donde te sentís nuevamente un chico que sólo hace las cosas porque te da la gana", dice.

El texto de Big Bang... planea sobre la ambigüedad y propone un juego especular que pivotea sobre los alcances de verdad, mentira, realidad y ficción. Eso le permitió, en su dramaturgia, hablar sobre el teatro dentro del teatro. "Me gusta eso, las preguntas: ¿actúan?, ¿mienten?, ¿eso es verdad? Y el hecho de que sean actores en un escenario daba para entrar y salir del juego. Actuar es play, es decir, jugar. Por otra parte, después comprendí que el personaje actor-director que monta esa función por única vez lo hace porque no puede con el dolor que ese amor todavía le produce. Sólo en la ficción la puede enfrentar, volver a verla y hablar, aunque sabe que será por última vez. Por eso se pregunta, ¿el teatro resuelve el conflicto o sólo lo expone?", reflexiona Carlos Ares.

Inquieto con el nuevo formato en que desembarca su palabra, Ares se muestra agradecido. "Tuve mucha suerte -dice- en que se interesara por el texto una directora muy prestigiosa como Corina Fiorillo, nominada al premio ACE el año pasado. Ella convenció a los actores, Raquel Albeniz y Alejo Mango: es emocionante semejante apoyo para alguien que debuta en esto. Igual, la cuestión recién empieza: tengo escrita dos obras más. El teatro es adictivo".

adn Cultura - sábado 13-06-2009

"El teatro es cuerpo, sangre y alma"
En el transcurso de tres años, Carlos Ares entrevistó a sesenta actores para su programa Troesma , que se emitió por Canal 7 y Canal (á). Aquellas charlas centradas en el oficio de la actuación le despertaron curiosidad por el teatro. Mientras sumaba anécdotas e historias de vida, investigaba a autores y leía textos teatrales, el periodista comenzó a ver toda clase de obras. "Algo de ese mundo me afectó -recuerda-. No podría explicar con exactitud por qué, pero me puse a escribir el monólogo de una actriz y luego, a pensar qué pasaba antes y después. Eso me llevó a desarrollar la historia de una pareja de actores que se reencuentran para saldar viejas deudas." Así surgió Big Bang , estrenada en mayo en Ciudad Cultural Konex, con dirección de Corina Fiorillo y las actuaciones de Raquel Albeniz y Alejo Mango.

Por esa época, Ares escribía una novela, que planea publicar próximamente, y el borrador de otra obra, protagonizada por tres personajes. Había terminado su relación laboral con el diario español El País , después de veintitrés años, y sentía la necesidad de probar nuevos rumbos. Su amistad con Gabriela Michetti lo llevó a aceptar la dirección del equipo del gobierno porteño que prepara los festejos por el Bicentenario en la ciudad de Buenos Aires.

-Big Bang propone un juego teatral dentro del teatro. ¿Por qué decidió reflexionar sobre un oficio que le es ajeno?

-Como no soy un hombre de teatro, me propuse interpelar ese mundo. Vi muchos espectáculos que me resultaron incomprensibles. Yo quería hacer una obra que se entendiera y, además, que interpelara al público, al teatro y los actores. Quería remover la idea de que el teatro es sólo imagen, sensaciones. En una entrevista para el programa, algún actor me ha llegado a decir que el texto no importa. Eso, para mí, es desconcertante. Además, como soy periodista, siempre tuve claro que, al margen de las reflexiones, tenía que contar una historia.

-¿Escribió en formato teatral con la idea de montar la obra o al principio fue un ejercicio?

-Si bien la intención siempre fue estrenar la obra, no tenía la experiencia de un autor teatral, que requiere de ciertas herramientas y códigos propios. Entonces, consulté a un amigo, Tito Cossa. Le llevé lo que había escrito y él, con mucha paciencia y buena voluntad, me dijo algo muy estimulante: "Tenés buen oído para la música del teatro". Eso me animó a seguir adelante.

-¿Cómo siguió?

-Después de escribir el monólogo, tuve la sensación de que esa escena ocurría por única vez. Como si fuera una obra de teatro de una sola función. Entonces vino la pregunta sobre el porqué. El protagonista siente tanto dolor por esa antigua relación que no puede enfrentar a la mujer. Arma una ficción para decirle lo que no puede decir en la vida real. Ahí empiezan las dudas: cuando actúan, ¿se están diciendo la verdad? ¿O están actuando? ...se es el juego.

-¿Qué enseñanzas le dejó su primera experiencia como autor teatral?

-La etapa de escritura es muy solitaria. Como no tenía contactos en el ambiente, recurrí a una amiga escritora y guionista, que conocía a la directora, Corina Fiorillo, y le pasó mi obra. A ella le gustó y armó el proyecto. Ajustamos el texto, buscamos sala y formamos una cooperativa para la producción. El equipo trabaja como si cobrara fortunas, pero sabemos que una sala de ochenta espectadores no genera dinero. Descubrí algo extraordinario del teatro: se participa de un mundo en el que uno es feliz, sin mandatos ni presiones. Es un trabajo entre gente que se quiere, se ayuda, se alegra cuando salen buenas críticas y vienen espectadores.

-¿Cómo se sintió al ver que cobraban vida los personajes del papel?

-Esa primera impresión fue muy fuerte. Fui al primer ensayo y no quise ir más. Sentí dudas, me angustié, es una exposición muy grande. El día del estreno estaba muy nervioso. La directora logró lo que yo me había propuesto: que los actores no tuvieran de dónde agarrarse, que estuvieran toda la obra en escena, que pusieran el cuerpo y la voz sin poder ocultarse. Creo que el teatro es cuerpo, sangre, alma, no escenografía y maquillaje. El teatro es una historia y sus personajes, no necesita fuegos artificiales. Eso es lo que me transmitían los actores en las entrevistas para el programa: salen al escenario y no hay toma dos. Es la verdad dentro de la ficción.

Big Bang habla sobre la mentira y la verdad. ¿Hay un cruce temático con su novela y la otra obra que tiene escrita?

-Algo de eso hay. La novela, que se llama Nunca será igual con otro , también trata el tema de la ambigüedad entre la realidad y la ficción. Es la historia de un hombre que se va a suicidar, pero su otro yo, que es el narrador, no está tan convencido y trata de hacerlo cambiar de idea. La otra obra, Pacto de suerte , es una comedia brutal sobre dos hombres que preparan un espectáculo de tango para turistas, pero en realidad ocultan que quieren atentar contra el embajador de Estados Unidos como último acto reivindicatorio de su lucha perdida. Ahora estoy escribiendo una versión teatral de la novela. Después de pasar la peor etapa, la de pensar por qué me habré metido en esto, dije: voy a hacerlo de nuevo.

Por Natalia Blanc
De la Redacción de LA NACION

© LA NACION - adn Cultura

Revista Debate - entrevista a Carlos Ares

“Los actores son muy vulnerables”
Una actriz llega ilusionada a una sala teatral. El nuevo proyecto que encabezará le permitirá volver a las glorias perdidas. Sobre el escenario, la recibe su propia gigantografía. Pero se reencuentra -tras años de distancia- con su antiguo amante, un actor ya olvidado por las grandes carteleras, que también será parte del elenco. Se desata, así, un juego de ocultamientos en el que realidad y ficción, mentira y verdad, se superponen hasta volverse máscaras inciertas.
Con Big Bang, su primera obra que sube a escena, el periodista Carlos Ares -fundador de las escuelas de periodismo TEA, ex corresponsal del diario El País de España y ex director de la legendaria revista La Maga- sorprende con un agudo retrato de la fragilidad de dos actores que, en realidad, interpela al espectador sobre su propia vulnerabilidad. La obra manifiesta la inseguridad que (nos) otorga el sometimiento cotidiano de la vida del hombre contemporáneo a la rudeza de las leyes de oferta y demanda que regulan el mercado laboral y afectivo. Con dirección de Corina Fiorillo (responsable de la elogiada Desdichado deleite del destino) y las actuaciones de Raquel Albéniz y Alejo Mango, la obra se presenta los jueves, a las 22, en la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131).
“Los actores son muy vulnerables, pueden pasar de un éxito masivo en televisión y no poder salir a la calle, y que a los seis meses no los llame nadie. Y nunca pueden dar la sensación de derrota, no pueden decir que no los llama nadie y hace tres años que no trabajan, porque el fracaso no está permitido. Cuando los entrevistan, tienen que decir que están estudiando varios proyectos. Y en realidad, están al lado del teléfono, esperando alguna oferta”, explica el autor.
La obra comienza y finaliza con dos temas de Los Redonditos de Ricota, “La dicha no es cosa alegre” y “Nuestro amo juega al esclavo”. La elección no parece ser casual, se trata de uno de los grupos de rock argentino que ha diseccionado con mayor inteligencia el juego de máscaras de la sociedad contemporánea. “No escuché a los Redondos hasta hace cuatro años, cuando mi hijo más chico me acercó a su música y su poesía. Me enganché con un gran fanatismo y pude comprender el fenómeno que generaban”, dice Ares y agrega: “Me sorprende cómo con una poesía compleja y sin tener difusión masiva llegaron a conectar con miles y miles de personas. Creo que el Indio Solari es uno de los grandes poetas populares de la Argentina”.
El periodista reconoce que las cuatro temporadas de Troesma -en Canal 7 y Canal (á)-, donde entrevistó a más de 60 actores y actrices, fue uno de los alicientes que lo impulsaron a escribir la pieza. “Con cada uno de los entrevistados hablaba sobre el teatro, la actuación, la simulación, lo que significa ser otro. Esos diálogos quedaron resonando y resurgieron cuando empecé a escribir la obra”, dice.
Big Bang es, en realidad, el segundo texto teatral del ex director de la revista La Maga. “Yo le había hecho leer parte de la obra anterior, Patria o suerte, que todavía no se estrenó, a Tito Cossa. Y él me estimuló mucho porque me dijo que tenía buen oído para la música del teatro, para los diálogos”, recuerda.
Ares afirma que la puesta en escena de Big Bang permitió desarrollar un trabajo en equipo que resultó muy fructífero. “El texto es letra muerta en teatro, hace falta una directora que lo sepa leer y actores que se lo apropien. Esa mirada de los otros enriquece la pieza”, señala y elogia a la directora Corina Fiorillo y los protagonistas, Raquel Albéniz y Alejo Mango. “Cuando se forma un equipo tan bueno, dan ganas de repetir, porque es una experiencia muy placentera”, explica.
Su nueva pieza teatral, anticipa, estará basada en su Novela triste, que será publicada por la editorial Sudamericana. “Es la historia de un hombre que se va de un mundo que se fue. Se trata de un tipo muy solitario, que le dice a su otro yo, que lo único que le queda en su vida es buscar una muerte digna. Y el otro yo intentará convencerlo de que no lo haga”, concluye Ares, entusiasmado con su nuevo oficio.
Revista Debate